sábado, 22 de mayo de 2010

DE CUANDO EL TIEMPO AVANZA

De cuando el tiempo avanza
y asesta hachazos de chocolate,
dándose uno mismo cuenta, de forma repentina
y, por tanto, de forma injusta
(por falta de advertencia gubernamental),
que la labor ya no es estar sentado enfrente del "sabio",
sino arreglar las goteras que te explicaban (a veces) en el libro de texto,
o simular tu destreza
ante un púlpito de naturaleza incontrolable.

Entonces ya eres aquél
que ha aprendido a cenar
una lata de atún, y naranjas... cuando toca,
o ese diseñador de softwares cojos,
o el que sirve cafés y la mano le desobedece temblando.

Más tarde (o temprano, con un poco de mala fortuna),
la oleada de "realidad"
emborrona el contexto propio,
provocando desapariciones;
todas evocan el último fin íntimo-social posible:
el día en que desayunes por última vez.

domingo, 16 de mayo de 2010

Irán in Rio (versión indie)


El conocido de festivales Bahman Ghobadi, kurdo iraní, se casca un musical como la copa de un pino por las calles de Teherán. Bueno, la película no es exactamente un musical tipo Moulin Rouge o Chicago, es mejor: es una selección musical persa muy buena que se realiza en las catacumbas de la capital iraní y que se tuvo que mostrar por medio de un rodaje clandestino.


El caso es que rock, rap, indie pop, techno psicodélico parecen existir bajo el yugo de Ahmadineyad, con perfume iraní (el lenguaje persa es precioso escuchado), pero reconocible y musicalmente ubicable. A los que os lleguen estas líneas, os recomiendo encarecidamente buscar la película.


Esto me da pie a breves reflexiones. Una, sobre el dirigente de aquel país (y todos los que están detrás de él). Una vez leí a un tipo que parecía saber del tema y haberse pateado las calles de aquel país que, a propósito de las elecciones del 2009, donde los partidarios del opositor y más progresista Musavi se convocaban y protestaban clamando que había habido tongo electoral por parte de Ahmadineyad (Ahma para los amigos), decía que a pesar de que nos gustaría verle fuera del poder, Ahma no parecía haber necesitado hacer trampas: con los mismos votos rurales, y pocos trucos en las mesas de votación, para nuestro pensar y desilusión, había conseguido fácilmente la mayoría para gobernar (para trasladarlo al caso europeo, pensemos en Berlusconi) .


De hecho, uno de los morbos antropológicos que ofrece la película, es distinguir a varias tribus urbanas musicales (rockeros, heavies, poperos de malasaña, jazzistas y divas del blues) dentro de un contexto iraní conservador o, en el mejor de los casos, estandarizado. ¿Qué pensarán esas gentes tan ajenas cuando les vean? Muchos, estoy convencido, les ayudarán y ofrecerán sus simpatías, otros les dejarán estar; los peores, les increparán. En cualquier caso, es enternecedor ver a una señorita con velo que se revuelve contra la represión con una mesa de mezclas, o clones de Jimi Hendrix hablando persa, con el riesgo de ser etiquetados de seguidores de Satanás.


La otra elucubración que saco de esta película es que el término cine (cámbiese por literatura o música) de autor es más preciso que cine indie. Hacer cine independiente ¿de quién? ¿De los gurús económicos que dictan lo que ha de mostrarse y lo que no? Pues bien. Pero también de los gurús intelectuales verborreicos que dicen qué debe ser cine indie para mantener su esencia (planos zutanito, menciones a fulanito, estética menganito...). El cine de autor es aquel en el que su autor (polímero de director-productor-guionista-actores-ymás) consensúan lo que quieren decir de una manera más o menos retirada de las distintas demandas y presiones... A veces, el resultado coincide con el entretenimiento, y otros, éste se balancea más hacia la reflexión.


Spielberg, para mí, hace cine de autor: el cine que le da la real gana. Ninguna productora le diría que no. Y si se lo dijese, se saca el dinero de debajo de su felpudo y pone lo que sea necesario para resucitar dinosaurios. Y además, unas veces más que otras, amasa dinero. Lo justo para no vivir en la calle ;).


jueves, 13 de mayo de 2010

GORDON BROWN Y SU OJO DE CRISTAL

Durante mi estancia en Dublín (ciudad a la vez inglesófoba pero, por su cercanía a Londres, aún muy influenciada por los británicos)devoré periódicos y libros en desmesura. The Guardian se hizo mi amigo. O mejor: yo me hice amigo de The Guardian y también del Irish Times. Mis ojos también jamaban periódicos gratuitos como el Metro o diarios-porquería (justo los que le gustaban al dueño de la cafetería donde trabajaba, ¡qué casualidad!) llenos de sensacionalismo de mierda, que tienen la osadía de juntar a Hanna Montana con la Cumbre del Clima, y en los que, si aparece un político, es porque va con su mujer y sus hijos, o ha hecho un gesto grosero a la audiencia o ha ido a celebrar la apertura de una fábrica de tangas.

Con todo esto, me hice habitual del panorama político inglés, sobre todo de los tres partidos principales, porque los demás (Verdes, UKIP, o el partido facha) apenas aparecen entre líneas. Ya entonces comenzaba la carrera por las elecciones a Premier que ahora mismito se han celebrado, y mis simpatías siempre se dirigían a Gordon Brown. Me parecía que el tipo, a pesar del vendaval, mantenía la economía de aquella manera y, a pesar de no tener el sex appeal del finalmente triunfante Cameron, y con las hordas laboristas clamando por un nuevo líder más cool, el escocés se me hacía ligeramente entrañable (como aquél defensor de causas y casos perdidos que soy).

Eso sí, llegó un momento, hace pocas semanas, que el tipo, por cazurro, la cagó. Y ya no le junto más. La escena que linco es vergonzosa, no sólo porque llama fanática a una abuelilla, que tampoco es tan grave, sino porque cae en el mismo pecado en que caen (casi) todos los políticos: buen rollo y falsedad. De esos políticos de cara a la galería que nos rodean:

http://www.youtube.com/watch?v=14f3aOC929w&feature=related

Gordon aquí le llega a preguntar por sus hijos, aparentemente preocupado porque han emigrado a Australia al no encontrar trabajo en Inglaterra. Le desea que vengan pronto (ya que desaparecerá la crisis económica :P) y así se reúnan con ella. A todo esto, el entonces presidente mostraba bastante tranquilidad y relajo ante las preguntas de la señora y se defendía en un tono que se puede calificar de agradable, a pesar del subidón por preguntar que tenía la señora al saberse en la tele. Cuando termina, casi antes de dar el portazo y meterse en su blindado, al lado de sus cantamañanas y asesores, el micrófono le juega una mala pasada, y se escucha un disgusto y una desazón bochornosas por haber mantenido aquella inocente charla... Y es entonces cuando uno se da cuenta de que poquitos habrán que se salven, que lo de la política en Elecciones es el Sálvame del Parlamento.

Tampoco te engañes, Luis, aquel tipo fue el Ministro de Economía del Blair Tercera Vía y del Blair más bushiano, con lo que, tampoco muy de fiar era.

Eso sí, hay dos eventos que me llaman poderosamente la atención de este señor: ¿cómo ha sobrevivido a la ceguera de un ojo y a la muerte de una hija? ¿cómo han marcado la personalidad de este señor, que todos concuerdan en tachar de malhumorado? ¿Tendrá razones para estarlo con la vida?

martes, 11 de mayo de 2010

Last days de Gus Van Sant

El morbo que me producía presenciar cómo fue la caída de un mito de la música, me llevó a ver Last days de Gus Van Sant (bueno, la verdad es que la regalaban en Público, por lo que yo, lo que es yo en mi mismidad, no me desplacé a ningún lugar para verla).
Película prototípicamente indie, menos atonal que Elephant, pero con el foco igualmente descentrado: rupturas del tempo cinematográfico, diálogos lejanos, predominio de la imagen aséptica, fotografía de Harris Savides... Todo para guiar al espectador suavemente hacia un final descafeinado...
Claro que aquello fue mi responsabilidad: cuando el morbo impele a visionar algo sabiendo a priori cómo va a finalizar el espectáculo, incluso la muerte se torna descafeinada.
converse_kurt_cobain.jpg
de www.blogfashion.net

De Neuroartes y Gorkis, para empezar

Tengo una ligera idea de lo que quiero hacer con este blog: hablar de arte y ciencia. De lo demás, apenas atisbo qué tipo de producción pasará por estas páginas... Ya de por sí, el arte y la ciencia (así, en minúsculas, para acercarlas a todos) tienen una extensión considerable, por lo que, ya sólo con esos contenidos, no me quedará mucho espacio para más... pero sí, quiero que me quede espacio para más, para algo que vaya surgiendo, para invitar a mis colegas a opìnar...

El Neuroarte nos reúne la maravillosa conjunción entre ciencia y arte, un híbrido que unas veces no es tan guay como parecería ser y otras, el acabose.
De los Gorkis... bueno... los que no me conozcan lo irán descubriendo... Gorki fue un escritor ruso que vivió una parte de su vida en la más suma pobreza. Si leéis algún libro suyo (tochillos maravillosos como La madre) observaréis lo árido que puede llegar a ser el mundo... Tengo aprecio a este escritor aunque, como tal, como escritor que escribía páginas de libro, lo acabo de conocer. Mi idea de Gorki hasta ahora estaba y está más cercana a las criaturas salvajes, al disfrute de las pequeñas cosas que la vida te concede, a sumar serenidad y hedonismo animal. Gorki es mi perro. De 13 años... y sigue sumando.