martes, 24 de agosto de 2010

NUEVOS AVANCES EN LA DETECCIÓN DE ALZHEIMER. BREVE RESUMEN

El hecho que se inventase la rueda nos llevó a través de los milenios a la tragedia que supone el accidente de tráfico. Se creó una molestia aunque se avanzó inmensamente. La comunidad científica y política busca ahora la solución.

Del mismo modo, los avances en higiene y tratamiento de enfermedades, conllevan una vida más longeva. Eccolo qua que por ello lo que ahora nos acecha es la sombra de las enfermedades neurodegenerativas, que son aquellas cuyo proceso patológico implica la destrucción de cualquier tipo de neurona (enfermedad de Alzheimer, o enfermedad de Parkinson). En realidad éstas parecen no ser otra cosa que fruto del envejecimiento. Algunos afirman que si llegásemos a los 125 años todos nos pareceríamos bastante a un enfermo de Alzheimer. Casi casi como Benjamin Button. Y creo que tienen algo de razón. Pero por si acaso, seguimos tratando de frenar estas enfermedades que abofetean a cuidadores y enfermos dejando a su paso seres fatigados de sufrir.

Hace poco se ha descubierto que el líquido de la médula espinal posee indicadores de la Enfermedad de Alzheimer, lo que es un hito, puesto que logra una detección temprana de este trastorno adelantándose al momento en que sus síntomas se muestren con toda ferocidad. Se trata del logro que todo científico de aquel campo (dejando aparte a la sociedad entera) estaba esperando: discernir al sujeto de setenta años que está más despistado porque está triste o porque a esa edad el proceso de aprendizaje requiere de más recursos cognitivos, del sujeto que realmente sufre una patología que afecta a la memoria y otras funciones cognitivas.

Pues bien, el líquido de la médula espinal, como se ha demostrado en un artículo de la revista Archives of Neurology este mismo mes de agosto, supone una solución ante este rompecabezas... El procedimiento de extracción del líquido puede ser doloroso, e impresiona (lo ví en unas prácticas en Neurología y la imagen que guardo es algo bizarra), pero si esto nos lleva a frenar la enfermedad y a que la persona que estaba "destinada" a olvidar quién era y quiénes eran los que están a su lado, se pueda morir antes de otra cosa porque se ha bloqueado el proceso, pues mejor que mejor.



Lo anterior es un avance importantísimo. Existen, además, otras pruebas diagnósticas de la enfermedad de Alzheimer que se están investigando, como por ejemplo, a través del ojo, como extensión del cerebro que es (yo diría que todo el cuerpo es extensión del cerebro, pero esa es otra cuestión más filosófica). La profesora Francesca Cordeiro y su equipo, allá por enero del 2010, lograron marcar con sustancia fluorescente tejido retiniano de un ratoncito con un gen que modula la enfermedad de Alzheimer. El resultado es que, visto posteriormente ese tejido por el oftalmoscopio, se puede observar de forma objetiva, esto es, cuantificar, el daño en el tejido nervioso ocular derivado de esta patología. Como la profesora Cordeiro decía: puede llegar un día en que vayamos a la óptica no sólo a por una graduación para las gafas, sino también para detectar posibles patologías neurodegenerativas y así frenarlas a tiempo con medicación.

sábado, 14 de agosto de 2010

QUEMAR DESPUÉS DE LEER (véanla antes de leer)

Lo patético puede ser triste y maravilloso. Te prepara frente a los errores en la vida, confiándote un extraño sentimiento que se sitúa a medias entre la resignación y el amor. Quemar después de leer de los hermanos Coen (por cierto, me encantaría hacer una película con mi hermana, a ver qué nos salía si nos pusiésemos...), es una historia que bucea en lo patético. Cada personaje es una muestra más de un andar pesaroso por la vida, una huida hacia adelante (¿acaso no es el existir una huida hacia adelante en todo caso?).

La sinopsis nos dice que es una comedia, pero el espectador no se extraña cuando empiezan a morir los protagonistas. No es extraño. Los Coen consiguen embaucarnos en este lío garrafal y hacen una peli a lo Woody Allen, pero con los seres humanos al borde del Tánatos. Me encanta que pongan música de espías y se tomen tan en serio las escenas en los departamentos de la CIA, cuando el comportamiento de todos es lo menos calculador y preciso que te puedes echar a la cara. Aún así, todo encaja misteriosamente con un Brad Pitt flipao, una Frances McDormand deseosa de nueva liposucción y un John Malkovich que escupe cada palabra que dice con una chulería que pondría a cualquier gato desobediente en guardia a la primera... Y atención al señor de la fotografía del inicio: Richard Jenkins. Un tipo con la cara así sólo puede ser bueno. Por dentro, por fuera, y actuando. Le habremos visto en multitud de ocasiones: A dos metros bajo tierra, o la más reciente The visitor son ejemplos... Él refleja en la película el amor en su más trágica faceta... Él merece mil alabanzas.

Siento si he desvelado algunas partes de la historia... pero no sabía completar la reseña sin Richard Jenkins.

domingo, 1 de agosto de 2010


En todo este tiempo, paró la producción de posts en este blog. Estuve hiperactivo en esta vida mía donde la tecnología tiene un papel clave, casi sin yo quererlo.
La vida de hoy, con todas las facilidades que nos provee, te enmaraña en un bosque de árboles de ramas contundentes. La tecnología, con todos los avances que ofrece, no libera por si misma. Como dice Daniel Bensaid (2004), el trabajo a través de la tecnología punta en ocasiones llega a alienar al trabajador, mucho más que el trabajo mecánico, muy común hace sólo escasas dos décadas. Añadiría yo que también nos provee de facilidades que hacen la vida más feliz, pero también potencialmente más asocial y estresante. Así que,cuidadito con ella, pero eso sí, yo personalmente, sin Skype, no estaría comenzando una vida en Madrid con mi amada. Además, sin la posibilidad de enviar emails, no mantendríamos un contacto ligero con aquellos que, o bien no vemos habitualmente, o bien no podemos llamar durante la semana (por cuestión de pelas, tiempo o despiste). Tampoco tendríamos esta alborada de conocimiento, o la cantidad de páginas webs dedicadas a ciertos asuntos, casi tantos, como el número de personas que existen. Personas visibles, habría que especificar... porque hay gente que no se asoma aún por estos lares. Lo grave es que no es que no se asomen porque no quieran, sino porque no puedan, ni tengan recursos... La llamada brecha digital. La tecnología, por tanto, está muy bien en términos generales, pero las posibilidades de atenderla no existen para la mayoría, y menos, la posibilidad de atenderla bien, como recurso intelectual, como si fuese una Biblioteca y no sencillamente para descargarse, pongamos, un politono, o para jugar una partida del Metal Gear Solid (juego cojonudo, por cierto).

Por último, la tecnología siempre nos ha remitido a escenarios que suponen un dilema. Ésta posibilita un implante retiniano para que el ciego (hasta ahora), deje ya de serlo, o un transplante de cara, o una conversación telefónica prácticamente gratuita entre dos amados que todavía chapurrean cualquier lengua que no sea la suya nativa... pero también posibilita robots cada vez más avanzados, más humanos, seres exclusivamente digitales que en el futuro pueden paliar el ansia por cariño que tenga un operario informático que apenas sale de casa. ¿Podría enamorarse el ser humano de un holograma? ¿Podría enamorarse de un robot? Zoe Saldana (ya aparecía en La terminal de Steven Spielberg (2004)), era hasta hace poco una de las mujeres más buscadas en google. Su imagen en Avatar (2009), con sus rasgos faciales, pero claramente digital e incluso sin forma totalmente humana, le han hecho saltar a la fama... Hasta qué punto es posible esa fijación del ser humano por lo que crea su cerebro, enamorarse de aquello que no es real, llorar si tu USB se jode, y con él, el holograma parlante de esa señora o señor que nos harán compañía en un futuro próximo...¿? ¡Qué conversaciones filosóficas pueden derivar de ello en una reunión casera que incluya un buen vino! ¡Es fascinante!