sábado, 3 de diciembre de 2011

Cambios sísmicos de magnitud 6 en la escala de Ritcher

Estaba de sábado internauta y eché la vista atrás. Este 2011, y es algo de lo que ya me había dado cuenta a pinceladas, ha mostrado cambios en el panorama político-económico-existencial del mundo. Por supuesto, estos cambios no llegaron en el 2011, sino que, como muchas cosas, tienen un abono detrás que permitió que creciesen largo tiempo en relativa libertad...

Por un lado, en cuestiones políticas, es obvio que la titularidad política ha cambiado, en cierto sentido. No es porque ahora un gallego sea el presidente del Gobierno del Reino de España (ahora, como dice este estupendo enlace, el presidente del Gobierno es Moody´s), sino porque el clima tan inestable y tan tremendo que vivimos implica que la ciudadanía, o parte de ella, esté más despierta y reclame su papel. Ya no es lo mismo que el Congreso de los Diputados facilite pensiones privadas a sus diputados o tener tropecientos coches y tarjetas a disposición de los ediles. Parece, y así quiero pensar, que los sistemas que funcionen así, acabarán cayendo o siendo amonestados, casi como la osada figura del fumador en estos tiempos (aunque nadie diga nada de otros que contaminan más: los conductores habituales de coches).

En definitiva, que en esto de las presiones ciudadanas, 2011 ha demostrado que internet es un medio revolucionario, capaz de poner en común a millones de personas (Occupy Wall Street, 15M, los indignados griegos, etc.) y exigir responsabilidades, mermar la "calificación pública" de los políticos en el poder, y, en definitiva, no permitir el café para todos (en su versión de mucho para ellos, y poco para nosotros). Por todo ello, ¡bravo por internet como herramienta de transformación de la sociedad! Dicen que los internatuas ¿hemos? parado la aplicación de la injustamente llamada Ley Sinde y puede que haya sido así. Quizás la ley fue muy precipitada y poco protectora frente al poder, pero que conste que, como dice Elvira Lindo, hay algo de repugnante por parte de los poderes mediáticos en bautizar la ley así, pues focaliza el odio en una sola persona, sin hacer valer, ni analizar el entramado de complicidades artistoides-industriales-gobernantes que se habían establecido.

Una vez vistos los logros de la sociedad tecnificada, paso a proponer algunas de mis quejas frente a ella:la masificación y su utilización sin mesura. Todo el mundo adora los Iphones, los Ipads, los wasaps y los skypes, mucha gente prefiere jubilar al móvil que obtuvo hace un año, para pillar otro con más prestaciones, o sea, con más aplicaciones, aunque sean tan gilipollescas como las de etiquetar la foto con el lugar y la hora en la que la realizaste (aplicación que me parece perversa y que camina directamente hacia Gran Hermano). La gente escucha menos lo que nos cuentan en vivo y en directo, porque se lo impiden tanta interrupción de mensajes wasap o mensajes facebook de esos que fríen las conversaciones y bloquean el vivir y el observar el momento. Esto, que suena muy existencial, es el peligro de los nuevos sistemas de comunicación e información: vivir encerrados en una burbuja que está continuamente comunicándose con el exterior, pero con tormentas de ansiedad internas por tratar de terminar el largo listado de tareas por hacer en tiempo record, mientras, eso sí, respondes con eficacia mensajes sin trascendencia. Respecto al lado oscuro de la tecnología, he aquí al maestro Saramago mostrando reticencias (sin esconder cierta admiración) acerca del Secondlife.

Eliminando o estando vigilante a estas tendencias perversas por un lado, y distanciándose del anarcoprimitivismo de, por ejemplo, John Zerzan, que culpa a la tecnología de toda opresión, aquí va mi juicio: Internet es la hostia. Nos reserva infinidad de ventanas y de opciones con las que podemos abrir nuestra mente y hacer posible iniciativas que antes veíamos utópicas. De hecho, con el color y el rumor del 15M he llegado a leer acerca de un sistema político en el todos los ciudadanos, desde casa o el trabajo, votasen ciertas leyes a través de la red... ¿verdad que ya no es tan lejano?

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