domingo, 24 de marzo de 2013

Bienvenido, braquiosaurio, y bienvenido, señor Neill

 
El espinosaurio en Parque jurásico III (2001)

Cuando, en una excursión de una asignatura de la facultad, repleta de conocidos desconocidos (de esos con los que te llevas bien pero a los que sólo ves en clase) me preguntaron que cuál era mi película favorita yo, a sabiendas de que iba a sonar raro, dije lo que sentía: Ni La naranja mecánica, ni Psicosis, ni El padrino, ni Reservoir dogs... lo mío era Parque jurásico. Le tengo un cariño muy especial, pero si la veo otra vez, me sigue encantando, me maravilla ese "sense of wonder". 

De ahí que defienda esta tercera entrega. De acuerdo que es flojita (Nolan nos ha demostrado que se puede revitalizar una saga e incluso las secuelas de Alien son todas muy dignas), pero me gustan mucho los personajes y los dinosaurios, todavía conservan su encanto y todavía se percibe un tufillo de entretenimiento grato.

La excusa para llegar a la isla es absurda, pero en esto no se esconde el film, se trata de ser light, serie B, interesar a todas las audiencias pero no asustar demasiado a los niños. De ahí que no sea oscura, sino que se parezca más a Jumanji (de hecho, su director, Joe Johnston, es el mismo), pero al ser la temática ya vista, se contagia menos emoción. El espinosaurio tampoco se salva de la quema. Sus persecuciones rara vez atemorizan y su combate con el tyranosaurio se finiquita en escasos segundos. Seguramente haya sido la rapidez del desarrollo del argumento la que no haya dado pie a una mayor conexión con el espectador. Seguramente los responsables tenían miedo de que, deleitándose con escenas bellas de dinosaurios en escenarios naturales y depurando más la línea argumental (poniendo una excusa mejor para visitar la isla, por ejemplo), se corría el riesgo de aburrir al personal.

Efectivamente, la película no aburre, es un engranaje bien agarrado para que el sueño se olvide de tí en todo su metraje. Pero ello no es suficiente. Tampoco es suficiente que esté Sam Neill, que es un crack, ni William H. Macy. Sorprendentemente, tampoco es suficiente que en el guión hubiesen metido mano Alexander Payne y Jim Taylor (Entre copas), aunque seguramente se deba a las 4 semanas de trabajo que les dieron de plazo.

Hay, en todo caso, escenas bastante conseguidas. Por ejemplo, el segundo encuentro con el espinosaurio está bien desarrollado al más puro estilo Amblin (cuando suena el telefonito). El ataque de los pteranodones está muy bien logrado, con un frenesí y un montaje óptimos. Eso sí, ciertos ataques, como el primero y el último del espinosaurio, no le llegan a la altura del betún a los ya famosos ataques del tyranosaurio a los jeeps y a las caravanas en las dos anteriores películas de Spielberg. Joe Johnston, el nuevo director en esta tercera, no pudo hacer brillar su trabajo como debería. El caso es que experiencia no le falta en el cine de aventuras y fantasía (Cariño, he encogido a los niños y Jumanji), pero esta vez no pudo ser. Sólo los niños y los yonkis jurásicos como yo la disfrutarán.

 
File:Spinosaurus BW2.png
Cómo pudo ser el espinosaurio, según la Wikipedia.



1 comentario:

  1. Lo primero, me encanta volver a leerte Luis ;)

    Y me encantan estas reseñas (aunque suene carca, me niego a decir 'review') que haces, se nota que disfrutas.

    En cuanto a la película, poco puedo opinar ya que apenas he visto secuencias sueltas y nunca me he parado a ver ninguna de "dinos". Pensé que al ser la primera no-Steven, todo se iba a torcer y se iba a liar pero ya veo que la defiendes ;). No porque el que lo fuera a hacer fuera peor que Spielberg sino porque seguramente rompería ese hilo de confianza que se crea entre la saga y el espectador. Yo también tengo una película favorita de una saga de Spielberg y no me gustaría que la "tocara" otro director ... ;-)

    A seguir así Luis!

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