domingo, 24 de marzo de 2013

El halcón

The hawk is dying (2006) es una película no estrenada en España. Uno la puede descubrir, como es mi caso, buceando en Imdb o en Filmaffinity. No recuerdo si la descubrí por buscar la filmografía de Paul Giamatti, pero podría ser. Es un actor que me gusta mucho. En este caso, y sin exagerar, se podría decir que podría ser mi vecino o mi tío. Me encantó en Entre copas y en La joven del agua. En esta The hawk is dying, en cambio, no le ayudan ni el "buen feeling", como en la primera, ni la música y la dirección, como en la segunda.
 The hawk is dying. Tomado de www.indiewire.com

Paul Giamatti interpreta a un hombre de mediana edad, trabajador, que vive con su hermana y su hijo autista, cansado del trabajo, cansado de la vida, cansado de las mujeres, cansado de todo lo que nos podamos imaginar. ¿Y qué es lo que puede rellenarle la vida en ese momento? Pues el entrenamiento de un halcón que ha encontrado en las cercanías de su casa. Todo el vecindario le recuerda que éste halcón se morirá por estar en cautividad, tal como ocurrió con los otros que ya intentó entrenar, pero él se toma muy en serio la tarea autoencomendada y decide llevar el entrenamiento hasta el final. 

El argumento es algo más extenso que todo esto, tiene sorpresas, situaciones algo rocambolescas, pero a la película le cuesta despegar, los momentos escatológicos no se asimilan muy bien y existen escenas que podrían acortarse y sintetizarse. Además, Michelle Williams, que siempre está espléndida, aquí se muestra tan exageradamente decadente que parece que unos hongos hayan atravesado su barrera hematoencefálica de forma permanente. De hecho, los secundarios no me gustaron en demasía, quizás el único que destaca es Michael Pitt, en un rol que siempre es agradecido para un actor, el de persona con autismo.

A pesar de todo, hay aciertos evidentes: el primero, es que ya les gustaría a algunos, fallar cinematográficamente y, al mismo tiempo, haber realizado una película tan austera, sin un nivel grande de pérdidas. Por otro lado, el director Julian Goldenberg subraya la película con escenas oníricas interesantes y las riñas y conversaciones entre los personajes logran captar la angustia y la urgencia del ese viaje personal desesperado del protagonista, ya no sólo con los destellos de buen hacer del propio Giamatti, sino, sobre todo, con los aleteos y revoloteos de un halcón cautivo, condenado y atado al brazo de su extraño cuidador, cada vez que sube el volumen de deseperación del diálogo.

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